La fiebre por el barro nos hizo enamorarnos hace tiempo de un campo de fútbol donde los coches aparcaban prácticamente en la valla. Una especie de safari futbolístico. Ese campo es El Castañal. La casa del Selaya. La conexión cántabra con Sevilla.
La fiebre por el barro nos hizo enamorarnos hace tiempo de un campo de fútbol donde los coches aparcaban prácticamente en la valla. Una especie de safari futbolístico. Ese campo es El Castañal. La casa del Selaya. La conexión cántabra con Sevilla.