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SE02E03 – Municipal, Santa Amalia.

Entre todos los campos del #BellotaTour había uno que nos llamaba mucho la atención, no por la historia, sino por el propio campo en si. Era el campo del Santa Amalia, un campo clásico donde los haya. De esos que huelen a fútbol modesto por sus cuatro costado. Va.

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De su modesto vestuario salió Julio Cobos en su día. Hasta la temporada pasada, por esa puerta «Local» salió una leyenda del fútbol modesto como es Curro (ex Real Oviedo, Extremadura, Cultural). Y este año es la casa de otros veteranos como Anxo Mato o Juanjo Serrano.

La tribuna del campo, donde disfrutaron de las 21 temporadas del Santa Amalia en Tercera División. En esta categoría obtuvieron dos sextos puestos como mayor éxito. Este año las cosas no van del todo bien. El equipo es colista pese a tanta veteranía, por el momento.

La superficie que ahora ocupa el campo era antiguamente un vertedero de residuos de molinos. De ahí que hoy en día con el paso de los años el terreno tenga algunos montículos visibles. El barro y la hierba son de los que marcan época.

De la tierra que se sacó de estos terrenos donde estaba el vertedero, se construyeron múltiples casas en Santa Amalia. Hoy en día queda un césped típicamente extremeño que fotografiamos escuchando a las gallinas de fondo.

El césped tuvo mejores años. Años en los que era uno de los mejores de la categoría. Tanto es así que en la época del Mérida y Extremadura en Primera División pasaron por aquí ambos equipos para entrenar. Las torretas conservan toda la magia.

No es la única hierba fotografiada este año en Santa Amalia. En Julio detuvieron a un vecino con 40 plantas de marihuana, y en el registro se encontraron 40 piezas arqueológicas de diferentes épocas. La arqueología tiene caminos inescrutables.

El marcador del campo con el espacio reservado para las rifas a tiza. Todo ello secundado por publicidad de Agroquímicos Benítez y Salón Eusebia. El campo conserva esa autenticidad de lo modesto. Fuera de los focos. Esos para otros.

a zona de prensa situada en la grada cubierta. Una silla marrón a punto de cambiar su color de manera camaleónica y una mesa del Pryca de 1992. Suficiente. La humildad por bandera.

La visita la realizamos por obra y gracias de empleados de club. Uno de ellos era el cuidador del campo, que trabajó en el levantar los muros de cierre según él, allá por 1990. Pero a falta de fecha concreta, lo sometemos a twitter, ya que el campo era anterior y sufrió reforma.

Y así concluimos la visita a este templo del infrafútbol que es Santa Amalia, lleno de imagenes y sensaciones que demuestran la realidad del fútbol. Un campo de toda la vida. Y eso hoy en día es decir mucho.