Prometíamos sorpresa y aquí estamos. Tercera parada del día. Esta es la entrada al campo. Hilo de infrafútbol total.
Nos encontramos en Salomó, Tarragona. Pueblo de 539 habitantes que en 1885 fue asolado por el cólera. Aún no tenían este campo.
El terreno de juego es de arena y cuenta con uno de los fondos más espectaculares que se puede tener. La iglesia del pueblo.
Las gradas hacen las veces de asiento para yayos las tardes entre semana.
El vestuario y una de las torreras principales. Los salomonencs disfrutan de un campo más que integrado en el pueblo. Fútbol e iglesia.
El equipo del pueblo se proclamó en el 2016 campeón de la Copa Catalana de Lligues de fútbol 7. No nos extraña.
El campo fusiona dos mundos opuestos pero unidos desde el lado rural.
Salomó. Donde el fútbol es religión. Dejamos Salomó. Apenas hay gente en la calle. Silencio sepulcral. La Catalunya agrícola nos seduce.