Sopla el viento del Cantábrico. Ni un solo coche por la carretera. Una gaviota se eleva aleteando tras un bar de carretera al oír unos pasos. Cerramos torretamóvil con la mirada clavada en la puerta. “¡Coño! No te vi! Pasa, esto es Noja”. Hilo del Noja.